jueves, 10 de marzo de 2016

madre e hijo





Honor y gloria a un humanista con ascendencia mundial y auténticamente dominicano. DON PEDRO HENRIQUEZ UREÑA.
Su madre, Salomé Ureña de Henríquez, versifica con la fuerza de su amor puro y externa su belleza interior con su acendrado espíritu de poetisa sublime, en la poesía inspirada por su hijo: MI PEDRO, llena de amor filial.
Mi Pedro no es soldado; no ambiciona
de César ni Alejandro los laureles;
si a sus sienes aguarda una corona,
la hallará del estudio en los vergeles.
¡Si lo vierais jugar! Tienen sus juegos
algo de serio que a pensar inclina.
Nunca la guerra le inspiró sus juegos:
la fuerza del progreso lo domina.
Hijo del siglo, para el bien creado,
la fiebre de la vida lo sacude;
busca la luz, como el insecto alado,
y en sus fulgores a inundarse acude.
Amante de la Patria, y entusiasta,
el escudo conoce, en él se huelga,
y de una caña, que transforma en asta,
el cruzado pendón trémulo cuelga.
Así es mi Pedro, generoso y bueno;
todo lo grande le merece culto;
entre el ruido del mundo irá sereno,
que lleva de virtud germen oculto.
Cuando sacude su infantil cabeza
el pensamiento que le infunde brío,
estalla en bendiciones mi terneza
y digo al porvenir: ¡Te lo confío!






Fue filólogo y un ensayista de verdadera altura, apasionado por la sencillez del lenguaje, que procuró limpiar de barroquismos hasta llegar en ocasiones a la sequedad. A este respecto, son fundamentales sus estudios titulados Corrientes literarias en la América hispana; Seis ensayos en busca de nuestra expresión;Ensayos críticos (1905); Horas de estudio (1910); Mi España (1912); La versificación irregular en la poesía castellana (1920); La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo (1936); El español en Santo Domingo (1940);Plenitud de España (1940), y su obra póstuma: Historia de la cultura en la América Hispánica (1947).
Son de verdadera importancia sus ensayos sobre Juan Ruiz de Alarcón y sobre Hernán Pérez de Oliva, así como su recopilación de Romances de América (1913), en la que recoge los romances españoles que todavía se recitan o cantan en la República Dominicana. Nuestro autor es una figura ilustre de las Letras de la América española.

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