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HALLAR ESA SONRISA |
Cuando sepas hallar una sonrisa
(enrique gonzalez martinez*)
Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la brisa;
cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni lejano,
y penetres la vida y el arcano
del silencio, las sombras y la muerte;
cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
sea como potente microscopio
que va hallando invisibles universos,
entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y sobrehumano,
como el santo de Asís, dirás hermano
al árbol, al celaje y a la fiera.
Sentirás en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.
Sacudirá tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;
y besarás el garfio del espino
y el sedeño ropaje de las dalias...
Y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir a las piedras del camino.
Enrique González Martínez (Guadalajara, Jalisco, México; 13 de abril de 1871 - México, D. F.; 19 de febrero de 1952), poeta, editorialista y diplomático mexicano, uno de los "siete dioses mayores de la lírica mexicana", en palabras del crítico Pedro Henríquez Ureña. Fue miembro de la generación del Ateneo de la Juventud y miembro fundador de El Colegio Nacional. Fue padre del poeta Enrique González Rojo, abuelo del poeta Enrique González Rojo Arthur y de la poetisa Ana Rosa González Matute; el escritor Salvador Elizondo es su sobrino nieto.
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