lunes, 11 de abril de 2016

Cuando sepas hallar una sonrisa

HALLAR ESA SONRISA 
Cuando sepas hallar una sonrisa
(enrique gonzalez martinez*)

Cuando sepas hallar una sonrisa 
en la gota sutil que se rezuma 
de las porosas piedras, en la bruma, 
en el sol, en el ave y en la brisa;


cuando nada a tus ojos quede inerte, 

ni informe, ni incoloro, ni lejano, 
y penetres la vida y el arcano 
del silencio, las sombras y la muerte;



cuando tiendas la vista a los diversos 

rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio 
sea como potente microscopio 
que va hallando invisibles universos,



entonces en las flamas de la hoguera 

de un amor infinito y sobrehumano, 
como el santo de Asís, dirás hermano 
al árbol, al celaje y a la fiera.



Sentirás en la inmensa muchedumbre 

de seres y de cosas tu ser mismo; 
serás todo pavor con el abismo 
y serás todo orgullo con la cumbre.



Sacudirá tu amor el polvo infecto 

que macula el blancor de la azucena, 
bendecirás las márgenes de arena 
y adorarás el vuelo del insecto;



y besarás el garfio del espino 

y el sedeño ropaje de las dalias... 
Y quitarás piadoso tus sandalias 
por no herir a las piedras del camino.






Enrique González Martínez (GuadalajaraJaliscoMéxico13 de abril de 1871 - México, D. F.19 de febrero de 1952), poeta, editorialista y diplomático mexicano, uno de los "siete dioses mayores de la lírica mexicana", en palabras del crítico Pedro Henríquez Ureña. Fue miembro de la generación del Ateneo de la Juventud y miembro fundador de El Colegio Nacional. Fue padre del poeta Enrique González Rojo, abuelo del poeta Enrique González Rojo Arthur y de la poetisa Ana Rosa González Matute; el escritor Salvador Elizondo es su sobrino nieto.



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